Y quiero decirte que hoy sé que todo lo que siento, todo lo
que soy viene dado por los valores de mi familia que me ha enseñado que vivir
es complicado en este mundo de locos. Como decía un escritor “A mí como a todos
los hombres me ha tocado vivir en una difícil época” y en nuestro caso, una
época marcada brutalmente por el estrés, la falta de humanidad y la maldita
crisis (aunque eso ya es otra historia a contar). Lo que es cierto es que esta
situación no deja a nadie indiferente. Un día hablando un poco de todos estos revoloteos...
-¡Qué raro!-me dijo sorprendida, la miré encarnando una ceja
pues sabía que lo decía sarcásticamente.
-Así es la vida-respondí
-No, así son las personas- contestó.
Nunca antes me habían hecho reflexionar tanto con tan pocas
palabras, al fin y al cabo tiene razón.
Probablemente la frase más odiada de mi vida sea: “Cuando
crezcas lo entenderás” y puede que por gracia o desgracia algo entendí: Quise
crecer demasiado, ir más y más deprisa, saltándome posiblemente pasos
esenciales, queriendo madurar de alguna forma y creer que tenía la fuerza para
hacerlo. A veces hay que ser muy adulto para darse cuenta de que echas de menos
tu niñez, otra vez. Aunque posiblemente lo que me ha hecho cambiar de idea es
que me haya dado cuenta de cosas que ante mi punto de vista, no merecen la pena
y otras tantas que duelen tanto… Aprender a no ser egoísta a la vez que serlo,
estar siempre alerta, sin poder ser inocente, conocer y conocer… pero no solo
eso, de tener un deber, y más de una obligación como persona, conocer
extremadamente que es lo correcto para que luego te demuestren que la vida es
muy perra, aprender que siempre hay que decir la verdad y luego así nunca
podrás pillar las mentiras.
-¡Qué raro!-diría ella
Parece ser que ni el más inocente puede escaparse de este
mundo de locos y tan solo puedo decir que hoy tengo miedo a crecer. Seguiré con
mi idea de que no necesito que me cuenten lo que sus ojos ven, por que los míos
se niegan a ver que una sonrisa es utilizada como arma, se niegan a aceptar que
el mundo ya está hecho y que lo mío no es más que una historia empezada por
otros. Pues hoy quiero empezar de cero.
Pero… ¡Hay! ¡Duele! aquí y allí, en todas partes. Me dolió
la vez que me dijeron: “si quieres puedes” y nunca pude.
Me duele cada vez que gritan la palabra crisis, ¡Crisis! Con
cierta pena a los más afectados y sin embargo te ven en un charco de mierda y
te pisan ¡te pisan!
Me duele porque estoy demasiado expuesta y no aprendí que si
me expongo el sol quema demasiado... Maldita sea la vez que dijeron el término
“Efecto invernadero” y el mundo dio espalda para seguir con sus vida. ¿Y la mía?
Así no se puede empezar de cero.
Me duele en este otro lado porque no vi el momento en el que
nos sentimos infravalorados, sin sitio, con jueces por todas partes. Me duelen
tantas heridas y tan mal cicatrizadas…
Y te acordarás del día en el que deseabas “madurar”. Nunca
le hables a un niño como a un adulto, ellos se sienten inseguros al nosotros sobre-protegerlos pero lo contrario sería robarles la inocencia y ese es el más
cruel de los crímenes.
-Así es la vida-respondí
-No, así son las personas-contestó