viernes, 5 de abril de 2013

El Graffiti

Cuando nos hablan de "el Graffiti" se nos viene a la mente una actividad que realizan los jóvenes la cual está envuelta en un intenso debate sobre el fin de dicha práctica: ¿Arte o delito?.
Yo tengo mi particular que ahora os voy a comentar, para ello vamos a remontar al principio de la historia del Graffiti.
La historia del Graffiti nace a finales de los sesenta. Los adolescentes en la ciudad de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en la paredes de sus barrios, aunque en realidad utilizaban seudónimos, creándose así una identidad propia en la calle. Estos chicos escribían para sus amigos o incluso para sus enemigos. Quizás el ejemplo más significativo y a la vez el más conocido por todos sea el de "Taki 183", un chico de origen griego que a la edad de 17 años comenzó a poner su apodo. Su verdadero nombre era Demetrius (de ahí el diminutivo "Taki") y 183 era la calle donde vivía (poner el nombre de la calle fue un elemento usado por muchos más escritores). Taki trabajaba como mensajero y viajaba constantemente en el metro de un lado a otro de la ciudad. En el trayecto estampaba su tag (firma) en todos los lados, dentro y fuera del vagón. El no lo consideraba como algo malo, de hecho respondía así a las preguntas  que le formularon en una entrevista en el New York times: "Simplemente es algo que tengo que hacer. Trabajo, pago mis impuestos y no hago daño a nadie". estos actos le convirtieron en un héroe y poco después cientos de jóvenes empezaron a imitarlo. El comienzo del Graffiti no es más que un invento entre bandas de jóvenes para mantener su territorio marcado entre las bandas del barrio. El Graffiti consiste en hacer pintadas con aerosoles sobre el inmobiliario urbano ese es el morbo del grafitero cometer una acción ilegal y no ser pillado.
Pero no podemos basarnos en la historia  del Graffiti para comprendedlo ya que como todo en esta vida, a través de los años el Graffiti ha sufrido una evolución consistente. No podemos negar el hecho de que incluso hoy día numerosos jóvenes utilizan esta actividad con un fin vandálico.

Sin embargo cuando nos referimos a la definición de arte hablamos generalmente de cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con una finalidad estética o comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones, o en general, una visión del mundo, mediante diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos  sonoros o mixtos. El arte es un componente de la cultura, reflejando en su concepción los sustratos económicos y sociales, y la transmisión de ideas y valores, inherentes a cualquier cultura humana a lo largo del espacio y el tiempo. Después de esta introducción podemos decir que el graffiti como tal cumple las normas para ser considerado como arte.
En el lenguaje común, el graffiti es el resultado de pintar textos abstractos en las paredes de manera libre, creativa e ilimitada con fines de expresión y divulgación donde su esencia es cambiar y evolucionar buscando ser un atractivo visual y con un alto impacto, como parte de un movimiento urbano revolucionario y rebelde; por lo tanto, una pintada política no se considera un graffiti como tal. El graffiti se realiza de manera espontánea, veloz, en lugares públicos, y en algunas ocasiones se mantiene el anonimato.
Si centramos el debate en si el graffiti es un acto vandálico por realizarse en lugares públicos entonces estaríamos hablando de que el graffiti es considerado como vandalismo, pero es esta la esencia del graffiti ya que es de esa manera como causan un gran impacto sobre los ciudadanos ya que aún de los muchos usos del graffiti (para decorar comercios, uso terapéutico para jóvenes, un hobby) el más conocido y que define el graffiti en sí es el de la denuncia social. Supongo que la respuesta de si es arte o no tan solo reside en uno mismo, ahora os dejo con unas imágenes que a mi personalmente fueron las que me llevaron a este extenso debate.
A estas alturas no hace falta presentar a Bansky, considerando el mejor artista urbano por muchos, y por otros un simple grafitero sobrevalorado, el caso es que a nadie deja indiferente. Ya sea por eso, por el misterio que rodea su identidad o por la polémica que genera cada una de sus piezas, lo que sí se puede afirmar es que es el artista urbano más rico de la tierra, sus obras tanto urbanas como de galería se venden por cientos de miles de euros.
















El graffiti: ¿El arte del vandalismo o el vandalismo del arte?

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